Ante la tormenta yo puedo ser la fuerza y la paz… tú también.

La realidad que vivimos hoy, como a tantos me duele. No sabes lo triste, frustrada, enojada y asustada que me he sentido de ver proyectos por los que he trabajado arduamente sin mas…. desmoronarse. En ocasiones me he sentido sola y vulnerable ante esta crisis. Si te soy honesta envidio a quienes tienen resueltas situaciones que yo tengo complicadas. Me dan envidia también, quienes, si bien no las tienen resueltas, tienen a ese alguien con quien compartir sus preocupaciones. Pero no compartir en el sentido de que te las cuento y empáticamente me entiendes y me apoyas. Afortunadamente buenos amigos con quienes compartir sí tengo. Me refiero a tener un alguien que sus angustias y las tuyas sean, en realidad, las mismas, por que compartes la vida… a ese compartir es al que me refiero. Si tú lo tienes, aprovéchalo, platiquen, escuchen, lloren, reconfórtense, sosténganse el uno al otro…
Y mientras lloro en mi sala, sola y sabiéndome sola, levanto la vista y mi mirada lo encuentra y ese pequeño pero hermoso y profundo cuadro atrapa por completo y de un solo golpe a mis ojos y a mi corazón. Suspiro sin apartarle la vista. Observo esa obra de arte y de amor que me regaló mi amiga Gracia para mi último cumpleaños. Ya ha pasado casi un año. Pero hoy lo vuelvo a agradecer con el corazón, como lo hice el día que lo recibí.
Recuerdo haber leído el titulo y haberme sentida inspirada por él. Me encantó. Fue hasta varios días, mientras extasiada volvía a mirar mi regalo, que me cayó el veinte… soy yo! El título y el cuadro se refieren a mi!!! Me sentí tan halagada y conmovida… que la llamé en ese instante para decirle “acabo de darme cuenta de que te refieres a mi.” “Pues claro!” me contestó ella como si fuera algo obvio… para mi, en un principio no lo fue. A veces no nos percatamos de cómo nos miran los demás y menos de que podemos ser fuentes de inspiración para otros…. Ese bello título tomó otro significado…
“Ante la tormenta, la fuerza y la paz”
Lo recuerdo y sigo llorando, pero las lágrimas ya no sólo son de tristeza y frustración… ahora se mezclan con lágrimas de gratitud. Es cierto, ante la tormenta puedo ser fuerza y paz. Por que ellas viven dentro de mi, no tengo idea quién las sembró en mi corazón, bueno sí, mis padres, pero sé que yo las he regado y que han crecido y dado frutos. Y esos frutos han inspirado a otros como a Gracia a pintar tan bello cuadro, cuadro que a su vez me inspira hoy a mi… Cuán exquisito cómo circula la fuerza del amor, impactando a otros quiénes te regresan aún mas y te deslumbran.
Creo que con cada experiencia de dolor psíquico, tomamos mayor conciencia de nuestra esencia, se ensanchan sus fronteras y va tomando nuevas formas. Tengo confianza en que esta crisis me permita ensanchar las fronteras de mi fortaleza y de mi paz pero también de mi amor, creatividad, de mi sensibilidad, de mi empatía, de mi confianza, de mi capacidad de tener esperanza… por que ya otras crisis me han mostrado que así puede ser. Tengo ilusión de que así sea con muchos de nosotros, entonces sí que seremos una mejor sociedad cuando esto haya pasado. Aunque el dolor y la incertidumbre complican nuestra posibilidad de temporalizar, en realidad, esta crisis, aunque no lo parezca, no será para siempre y el hoy que me duele, es el mismo hoy que me conforta, cuando levanto la vista y veo el maravilloso regalo que mi amiga Gracia Vázquez, maravillosa pintora y mejor ser humano me dió… recordarme que “Ante la Tormenta yo puedo ser la fuerza y la paz… tú también….